Segundas oportunidades


Siempre me impactó toda la “mística” que el Señor generó alrededor del templo que, en los primeros años de vida como pueblo, el Señor les mandó a construir a los Israelitas. El pórtico, el altar, los utensilios, el atrio, el patio interior, el lugar santo, el lugar santísimo, el arca del pacto. Y no solo esto, las instrucciones precisas para construirlo, todo el ceremonial, fiestas, fechas, formas de sacrificios, simbología y más simbología, la shekinah y el icabod en el templo.

Unos de mis libros favoritos de la biblia es el del profeta «Hageo», no solamente por que es uno de los más cortos, sino por que es tan directo, tiene un mensaje tan claro, nos dice que nuestro Señor es un Dios de segundas oportunidades.
El Señor le manda a Hageo a que le diga al gobernador de Judá de ese tiempo, Zorobabel, que reconstruya el templo que Nabucodonosor había destruido cuando el pueblo Judío fuera deportado a Babilonia, cuando el pueblo volvió a Jerusalén, reconstruyeron sus casas, se preocuparon por su bienestar, pero nunca volvieron a reconstruir el templo, este estuvo destruido por 72 años. Más allá de esta cantidad de años que quedó inactivo, el pueblo decía que todavía no era el tiempo de reconstruir el templo. Es por eso que el profeta Hageo les tiene que llamar la atención pidiéndoles que reflexionen en su proceder ¿Cómo es posible que ellos residan en casas lujosas mientras que la casa del Señor esta destruida? (Hageo 1:4)

¿Qué provocó esta actitud del pueblo y en lo que el profeta se detiene a explicar con suma claridad?
«Ustedes siembran mucho, pero cosechan poco; comen, pero no quedan satisfechos; beben, pero no llegan a saciarse; se visten, pero no logran abrigarse; y al jornalero se le va su salario como por saco roto» «Ustedes esperan mucho, pero cosechan poco; lo que almacenan en su casa, yo lo disipo de un soplo. ¿Por qué? ¡Porque mi casa está en ruinas, mientras ustedes solo se ocupan de la suya!» «Por eso, por culpa de ustedes, los cielos retuvieron el rocío y la tierra se negó a dar sus productos, Yo hice venir una sequía sobre los campos y las montañas, sobre el trigo y el vino nuevo, sobre el aceite fresco y el fruto de la tierra, sobre los animales y los hombres, y sobre toda la obra de sus manos» (Hageo 1:6 y 9-11)

Puede ser que «nuestro templo» este totalmente destruido, puede ser que hayan pasado años desde la ultima vez que sentimos la «Shekinah» de Dios, esa presencia que lo llena todo y ahora lo único que sentimos es el gran vacío del «Icabod» Puede ser que un área de nuestra vida, esa área de pecado que nos cuesta rendir a Cristo, este totalmente en ruinas y hasta digamos: no es el tiempo para encarar mi “problema” y solamente nos ocupemos de las cosas que nos interesan, en mostrar al resto de nuestros hermanos en Cristo que nuestra “casa” esta impecable, que el templo esta reluciente, pero muy en el fondo sabemos que no es así. Lo sabemos, sabemos que algo anda mal en el templo, nada nos llena, nunca estamos satisfechos, esa área de pecado, ese pecado favorito nos deja vacíos, nunca nos sacia. Cuantas bendiciones retenidas, cuanto fruto contenido, cuanta sequía en nuestros ministerios, cuantos años perdidos simplemente por no querer reconstruir el templo.

El Señor inquietó de tal manera a Zorobabel y a todo el pueblo que inmediatamente se pusieron manos a la obra. Un tiempo después, al parecer, al Señor no le gusto como estaba quedando el templo, por lo cual les pregunta «¿Queda alguien entre ustedes que haya visto esta casa en su antiguo esplendor? ¿Qué les parece ahora? ¿No la ven como muy poca cosa?» (Hageo 2:3) Pero como el Señor es un Dios de segundas oportunidades y hasta de terceras les dice «Ánimo ¡Manos a la obra, que yo estoy con ustedes! Mi Espíritu permanece en medio de ustedes» (Hageo 2:4-5)

Espero que esta reflexión te inquiete de tal manera que hoy mismo pongas manos a la obra, ánimo, el Señor esta con vos, su espíritu esta con vos ¿Por qué el profeta dice que «El esplendor de esta segunda casa será mayor que el de la primera»? La reconstrucción del segundo templo tenia un propósito, que el mismísimo Jesucristo entrara en él, que el velo que separaba el lugar santo del santísimo se rasgara en el momento en que Jesús muere. Es tiempo de reconstruir el templo o parte de él, es tiempo de que Jesús habite en toda su gloria en tu corazón y que esa «Shekinah» te vuelva a llenar otra vez.

© Espíritu Santo
Intérprete: Javier Arevalo
Facebook: Hijos del Viento

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