Mis luchas con la cebolla
Me declaro fanático de la cebolla, me gusta en casi todas sus preparaciones, frita, al horno, en un buen guiso o tuco, cruda con un poquito de aceite, vinagre y sal. Ahora, en lo que seguramente todos coincidimos es que a la hora de pelar dicho vegetal no encontramos ningún fanático, cada uno debe tener un par de trucos con los cuales evitar el llanto. Yo tengo algunos pero ninguno funciona: muñequeras de agua, antiparras, ponerse miga de pan en el paladar, cortar la cebolla e instantáneamente tirarla al agua. No hay nada que hacer, cuando hay que limpiar la cebolla, cortar las partes en mal estado, sacar piel a piel hasta llegar a la parte de ella que es útil es inevitable que en el proceso derramemos algunas lágrimas.
Mira lo que dice Efesios 4:21-24: “Ya que han oído sobre Jesús y han conocido la verdad que procede de él, desháganse de su vieja naturaleza pecaminosa y de su antigua manera de vivir, que está corrompida por la sensualidad y el engaño. Y, en cambio, dejen que el Espíritu les renueve los pensamientos y las actitudes. Pónganse la nueva naturaleza, creada para ser a la semejanza de Dios, quien es verdaderamente justo y santo”
- No te pierdas de leer los versículos 25 al 32 donde Pablo nos da una lista detallada de algunas formas de la vieja naturaleza
Pensando en estos versículos nos imagino como una cebolla, potencialmente somos útiles y con una carga de propósito para el reino que a veces no imaginamos, pero inevitablemente tenemos capas de pecado, de defectos, de falta de integridad que debemos limpiar. Claro, nos resistimos a dicha limpieza por que sabemos que en el proceso vamos a derramar muchas lágrimas. Metemos un par de excusas o nos hacemos los tontos a la hora de encarar nuestros defectos y ya está, seguimos adelante como si nada, cualquier cosa antes de comenzar el laborioso camino de despojarnos.
No te aflijas, nos pasa a todos, a nadie le gusta sufrir, a nadie le gusta mirarse al espejo y darse cuenta que algunas cosas están muy mal en nosotros.
Comenzá la limpieza hoy, busca a alguien que te acompañe en este proceso, alguien que ya haya pasado por lo que estás pasando ahora. Si en algún momento ya lo hiciste, si ya estás limpio, no te olvides que sin querer a veces nos volvemos a poner la ropa vieja, monitoreá que nada de la vieja forma de vivir quede en vos.
Al final de los versículos que leíamos dice "dejen que el Espíritu les renueve..." me llama la atención la palabra DEJEN, seguro, es lo más difícil de hacer, permitirle, darle el permiso, dejar en manos de, darle el control al Espíritu para que nos renueve. No hay forma de llegar al corazón de todo nuestro potencial y de poder servir al máximo si no nos deshacemos de la vieja naturaleza.
¡Dejá que el Espíritu haga su trabajo, no te resistas! A Pablo le parece bastante natural que después de haber conocido a Jesús nos olvidemos de la naturaleza vieja y nos revistamos de la nueva, claro, es así, ser renovados por el Espíritu para un cristiano debería ser algo totalmente común.
© Espíritu Santo
Intérprete: Javier Arevalo
Facebook: Hijos del Viento
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