El abrazo de Papá

Un abrazo puede cambiarlo todo.

Hace un par de años tuvimos una discusión con Barby, mi esposa, ya ni recuerdo por que discutíamos, lo que si sé es que dicha discusión no nos estaba llevando a ningún lado, ya no habían argumentos, ya no había razonamientos, solo eran puras acusaciones y declaraciones que solo tenían como objetivo atacar al otro. Nos quedábamos callado por unos minutos y seguíamos con el intercambio infructuoso de frases que a esa altura ya no tenían ningún sentido. De repente Barby hizo algo que me sorprendió por completo, algo que liberó toda tensión, algo que dejo atrás la discusión y nos levantó del pozo en el que nos habíamos caído, algo que hizo que instantáneamente nos pidiéramos perdón, ella en el medio de la discusión y sin previo aviso me dio un abrazo.

Barby creció en una iglesia pequeña, iglesia donde era muy común que hablara con su Pastor y recibiera de él ese abrazo paternal, el Pastor la alentaba cada vez que charlaban y eso le transmitía seguridad. Hace un par de meses Barby me contó que extrañaba el abrazo del Pastor, ya hace varios años que ella no se congrega en aquella pequeña iglesia. Es común que nuestro Pastor se quede charlando con los hermanos después del culto, pero ella extrañaba ese abrazo. Hace unas semana nos encontramos con nuestro Pastor y inmediatamente me acordé de lo que me había dicho Barby y entonces le dije: «Barby extraña un abrazo suyo Pastor», cabe aclarar aquí que nuestro Pastor nunca la había abrazado a ella. El Pastor le dio un abrazo y lo único que alcancé a escuchar fue “Te quiero Hijita” luego se quedaron hablando un buen rato.

¿Cuál es la “Mística” que se da cuando damos un abrazo? Definitivamente no es lo mismo que dar un beso en la mejilla, no es lo mismo que estrechar la mano. Un abrazo transmite otra cosa. No abrazamos a cualquier persona, un abrazo es algo personal, los Argentinos somo muy «Abraceros», el abrazo transmite una calidez que suele cambiar el humor de cualquiera. El abrazo es sanador, el abrazo es conciliador, el abrazo nos da la bienvenida a algo nuevo.

Lucas 15:18-20 «Volveré a la casa de mi padre y le diré: ‘Padre, he pecado contra el cielo y contra ti. Ya no soy digno de que me llamen tu hijo. Te ruego que me contrates como jornalero’. Entonces regresó a la casa de su padre, y cuando todavía estaba lejos, su padre lo vio llegar. Lleno de amor y de compasión, corrió hacia su hijo, lo abrazó y lo besó» Que sanador que fue este abrazo, cuanto amor inmerecido, cuanta gracia! Que sorpresa que se llevó el hijo menor, nunca se imaginó que el Padre lo pudiera recibir de esa manera, el abrazo lo dijo todo: «Porque este hijo mío estaba muerto y ahora ha vuelto a la vida; estaba perdido y ahora ha sido encontrado» Lucas 15:24

Llevamos dentro nuestro al Espíritu Santo, es decir que lo que hacemos y decimos esta dirigido por él, o al menos así debería ser. Nuestro Señor es un Dios «Encarnacional», él actúa a través de nosotros, con un abrazo podemos transmitir todo su amor. Hay un ministerio en Argentina que hace los siguiente: se paran en el medio del hall de una estación de trenes muy concurrida, se tapan los ojos y se ponen un cartel que dice “Abrazos Gratis”, cuando la gente se acerca a recibir el abrazo ellos aprovechan para orar por los transeúntes y hablarles del amor de Jesús.

Barby me contaba que cuando el Pastor la abrazó volvió a sentir el abrazo del Padre, se emocionó, se dio cuenta lo importante que es el abrazo de Papá, no solamente el biológico sino también el de nuestro Padre Celestial. Ella lo sintió como un abrazo sanador, un abrazo restaurador, un abrazo que afirmaba la imagen Paterna.

Quizá solamente necesitemos ese abrazo para sanar, quizá solamente necesitemos dar un abrazo para reconciliarnos con esa persona con la que estamos enojados. Yo todavía no entiendo que es lo que sucede cuando damos un abrazo de corazón, pero de lo que estoy seguro es que Dios habla por medio de él, el Señor sana por medio de un abrazo.

Rebauticemos esta frase «Un abrazo vale más que mil palabras»

© Espíritu Santo
Intérpretes: Javier y Bárbara Arevalo
Facebook: Hijos del Viento