Hoy comemos pescado


Recuerdo una de las situaciones más difíciles de mi vida, tuve que enfrentar a un gran referente en mi vida, una persona muy influyente y que fue de gran bendición en su tiempo, pero tuvimos que confrontarnos y la confrontación no salió nada bien, al menos para mí. Recuerdo llorar en mi trabajo, recuerdo llorar volviendo de mi trabajo, recuerdo llorar en mi casa, en la casa de un amigo. Por ese tiempo mi amigo se fue de vacaciones y me pidió que le cuide la casa. Sólo, en su cocina, el Señor me decía "Ese no fui yo, yo no te trato así, YO SOY este, yo te trato de esta manera" e instantáneamente se me venía a la mente la escena del encuentro de Pedro con Jesús en la playa, quería pensar en otra cosa, en lo amargado que estaba, pero esa escena venía a mí una y otra vez.

Pedro se fue a pescar con sus amigos (Juan 21:1-17), amargado por la que se había mandado (Lucas 22:61), había negado a su Señor no una, tres veces, que vergüenza, lo mejor que se le ocurrió fue hacer lo que hacia siempre, lo que hacia antes de conocer al Señor. Tiraron las redes pero no sacaron nada en toda la noche, a la mañana apareció un hombre en la playa, parecía que tenia hambre por que les pide algo de lo que habían pescado, claro, le dicen que no tienen nada para darle de comer, el hombre de la playa les da una indicación, Pedro pensó “¿Vos te crees que no tiramos la red hacia la derecha?”, todo muy raro (estoy seguro que Jesús en este punto ya había prendido el fuego y al pescado le faltaba unos minutos) ellos obedecen, total que iban a perder tirando la red hacia donde les indicaba el desconocido. La red se llena de peces. Yo me pregunto ¿Cómo Pedro estando tan cerca del milagro no se da cuenta al toque que es Jesús el hombre de la playa? Se lo tiene que decir uno de sus amigos. Desesperado se tira al agua al encuentro de su maestro, mientras nadaba pensaba “No lo puedo creer, al final resucito” “¿Qué me va a decir después de la gran macana que hice?” “No importa yo me mando igual” En la playa, Pedro y Jesús se abrazan, Pedro pregunta: “¿Hiciste el desayuno?” Jesús: “Si, vamos a desayunar pescado, te va?” Pedro: “Claro” Pedro piensa “Cualquier cosa que me haga va a estar bien, sólo quiero pedirle perdón” Jesús: “Esperemos al resto para desayunar todos juntos”
Es interesante como la versión NVI traduce distinto de la conocida Reina Valera la charla de Pedro y Jesús después de desayunar él pregunta “¿Me amas?” Pedro contesta “Te quiero” como si el amor del cual habla Jesús no fuera suficiente, como si fuera superior al “querer” de parte de Pedro debido a su traición. Jesús se lo pregunta tres veces, por qué tres veces Pedro lo negó, dándole la oportunidad de ahora si hacer las cosas bien, de no negarlo. La tercera vez el maestro pregunta “¿Me quieres?” como diciendo “Si me amas o si me querés para mí es lo mismo” (me imagino a Pedro a punto de estallar en lagrimas) a las tres veces Pedro contesta afirmativamente y las tres veces Jesús le responde “Cuida de mi corderos y ovejas” Con esta conversación Jesús no solamente perdona a Pedro de su negación sino que restaura su ministerio, el pastorado. Todo concluye cuando Jesús le vuelve a decir “Sígueme” como cuando lo encontró pescando y lo llamó por primera vez.

Hoy en cualquier situación que estés viviendo de amargura, decepción, pecado, maltratos humanos, confrontación que no termino bien, Jesús hace un milagro en tu vida para que sepas que él esta ahí, te espera en la playa, te abraza, te hace el desayuno, te da una nueva oportunidad, te perdona, te restaura y te restituye el ministerio.
Lo único que tenes que hacer es identificar su voz, “nadar” hacia él, estar dispuesto a amarlo y a seguirlo otra vez.

© Espíritu Santo
Intérprete: Javier Arevalo
Facebook: Hijos del Viento

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