Hijos del viento
Ayer soñé con ustedes, en realidad el sueño fue tan real que no se si fue realmente un sueño. Voy a tratar de hacer memoria, como todo sueño a veces cuesta recordar cada detalle, de lo que estoy seguro es que eran ustedes dos. Estaba volando, muy alto, tanto que miraba hacia abajo y no lograba distinguir edificación alguna, el aire que golpeaba mi cara era tan puro que comencé a respiran con tantas ganas que mis pulmones gritaban de felicidad. Lo que veía, el paisaje, era tan hermoso que ya estoy dudando si era esta tierra lo que estaba mirando. Así, disfrutando de la sensación de volar, me preguntaba si era yo el que volaba, si yo tenia alas o si alguien me llevaba en tan excitante viaje. De repente vi dos pequeños pájaros, tan hermosos y jóvenes que, no me pregunten por qué pero, instantáneamente supe que eran ustedes, se los veía tan libres, tan felices que quise acercarme para saludarlos, decirles que yo también estaba disfrutando de esa libertad, no pude, parecía que estaba destinado a ser un simple espectador de lo que hacían. Para confirmar mis sospechas de pronto escuche una voz de trueno, una voz que venia desde arriba mio, como si un gran pájaro me sostuviera con sus garras. Esta voz imponente y a su vez tranquila y sabia me dijo: “No pierdas de vista a esos pájaros, ellos son mis hijos amados, lo que vas a ver son fragmentos de su vidas juntos, cosas que van a venir”
Que emoción, me dije, voy a ver el futuro. Al instantes comenzaron a volar a gran velocidad, juntos ala con ala, en contraste con un paisaje bellísimo, sus figuras se reflejaban en un lago de cristal, a toda potencia, siempre juntos, tomando cada ribete del viento para planear a la perfección. Se los veía seguros, unidos.
No me di cuenta cuando el paisaje cambió drásticamente, muy oscuro, montañas negras lo rodeaban, debajo de ustedes un fuego abrazador trataba de quemarlos, es como si no vieran que sus plumas no se quemaban al planear sobre el, creo que nunca se dieron cuenta de que el fuego los amenazaba, al parecer el viento los mantenía alejados de ese peligro. Siempre juntos, seguros, unidos, el viento los guiaba.
Una vez más el paisaje cambió al instante, blanco, casi no se distinguían figuras, hielo por doquier. Ustedes cubiertos de nieve, más juntos que nunca, como si se quisieran dar calor el uno al otro, me preguntaba si era normal que dos pájaros volaran tan cerca, como si fueran uno. De pronto se me comenzó a erizar toda la piel, se me adormecían las manos, no me preocupé, ya que el gran pájaro que me llevaba estaba muy seguro del camino que tomaba, estábamos detrás de ustedes, siguiendo la dirección del viento que los guiaba, en un instante estaba llorando, de emoción, no solamente por sentir la fuerza de ese torrente, sino por que estaba seguro que ni el frío los iba a separar. Pude sentir el calor que los unía en esa inmensidad de hielo, una vez más no pude contener las lágrimas.
De a poco el paisaje se fue tornando más cálido, se comenzaban a ver gran cantidad de espacios verdes, montañas y un mar descomunal. Me distraje de tal manera con esa postal tan bonita que por un momento los perdí de vista, cuando logré encontrarlos algo había cambiado, se los veía distintos, sus plumas eran grises, alguna que otra se desprendía de sus alas y quedaba flotando en el aire a mi pasar. Ya no volaban veloces como al principio. Comenzaron a descender en su vuelo hacia un bosque color ocre, miré las hojas de los arboles e inmediatamente me di cuenta que había llegado el otoño. En su vuelo descendían tranquilos, en dirección a un gran árbol, como llegando a su nido, para descansar por una larga temporada, y la voz de trueno se agachó y me dijo algo al oído, al instante sonreí. Luego dijo firmemente en voz alta “Eso es todo lo que te quería mostrar”
Me desperté, y como pasa en todos los sueños me puse a pensar en lo que había soñado y lo supe de inmediato, fue todo verdad, eso fue lo que pasó y lo que iba a pasar. Me alegré por ustedes, me emocioné, empecé a entender cada alegoría. Pero por sobre todo quedaron resonando las palabras que el gran pájaro me había dicho al oído:
“Son verdaderos hijos del viento por que siempre se dejaron llevar por él, es por eso que llegan juntos al final de este viaje”
© Espíritu Santo
Intérprete: Javier Arevalo
Facebook: Hijos del Viento
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